Las actividades de recuperación o retroalimentación están destinadas a los estudiantes que no
lograron adquirir los conocimientos trabajados, o bien aquellos que quedaron con dudas o
inseguridades. Generalmente, se realizan al finalizar las actividades de aplicación e incluso luego
de una evaluación final. Por ejemplo: el docente puede:
- Asesorar al estudiante cada vez que éste tenga alguna pregunta ante una actividad.
- Supervisar las actividades que el estudiante realiza, adoptando una actitud de previsión, análisis, incentivo, corrección, etc. de esta forma, el docente puede acompañar en cada momento al estudiante para asegurar sus buenos resultados.
- Señalar al estudiante de manera fundamentada sus aciertos y errores, ya sea al finalizar una actividad o evaluación final, para que éste pueda corregirlos y mejorar sus resultados Es importante recordar que cada profesor deberá determinar qué actividades son más imprescindibles y pertinentes, según las características del contexto y de los estudiantes a quienes se aplicarán.